lunes, 23 de abril de 2012

¿Para qué sirve la poesía? (Pregunta retórica para el Presidente y los Honorables Diputados)



Hay infinidad de respuestas para esta vieja pregunta.  De entre mis favoritas de un foro de internet están:

- Para hacer que ciertas chicas dejen a sus novios y vengan a jugar con
uno...
- Si es poesía no sirve para nada. Si es una cuchara, para tomarse la
sopa.
- En este momento estoy por andar a un paseo en bicicleta. La poesía me sirve para sentir el viento en el rostro, por ejemplo.

Para una persona que nunca ha estado en contacto con la poesía, la poesía no tiene ningún valor.  Pero quién no ha estado en contacto con la poesía.  Alguna vez habrá entrado a un baño de un bar y habrá leído esos inmortales versos “Orine feliz, orine contento, pero por favor, orine dentro”.  Alguna vez habrá ido a un cementerio y habrá leído la lápida que, impertérrita anuncia “Que tengas tanta paz como descanso dejas”.  Alguna vez  habrá compuesto, incluso, su propia versión del Himno Nacional (alcanzamos tu abuela en bicicleta y eso).

La poesía no sirve para nada.  Tendrás sus usos prácticos.  No se me ocurre ninguno.  Ah, bueno, ejercitar la memoria.  Ehhh... habrá cifras que reflejan cuánto se hace al año publicando libros de poesía (no mucho, asumo).  También... uno puede copiarse de alguna frase y dárselas de importante....

Pero la poesía sirve para todo. Cura o agrava el mal de amores.  Muestra, enseña.  Explica.  Confunde.  Desenmadeja.  Hace pensar. Refleja.  Aclara, enturbia. Es una suerte de Mentholatum.  Hace pensar.  Provoca.  Lágrimas, risas.  Infartos.  Desnuda, cubre.  Convence. Y hace pensar.  Es un espejo, un lago, un microscopio, un telescopio.  Es una flor, una pinta de sangre.  Es un lápiz, un fusil.  Es la bola del helado.  Y no podemos vivir sin el helado.  Presidente Martinelli:  no podemos.  Pareciera que sí.  Pero no.

La poesía, el teatro, la danza, la música, somos nosotros mismos.  No podemos vivir sin alma.  Queremos estar en el escenario, no escondidos en una oscura oficina.  Necesitamos, requerimos, exigimos un política cultural, un gran proyecto de nación-cultura.  Ya lo dijo el poeta Jaime Sabines.  La poesía sirve para sacar la flor de las cenizas.




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