Entro a la regadera y me doy cuenta de que solo me queda un poquito de shampoo. Es raro, pero no me importa. Me baño rápido, me seco y me pongo algo más bonito que los pantalones cortos que he estado usando desde el 20. Mi mamá cierra el teléfono y nos disponemos a celebrar la navidad más extraña de nuestras vidas.
Solo tenemos dos tamales congelados.
- Uno para ti y uno para mi, dice mi mamá.
La vecina la llama. Ella sale con cuidado y regresa con medio pollo asado y su fe en la humanidad renovada. Les llevamos uno de nuestros dos tamales y pensamos que así debería ser siempre la Navidad.
Algo tan insignificante como poner la mesa me conmueve hasta las lágrimas. Pienso en todo lo que no sé. Nos reímos mientras comemos, recordando a los hombres de la calle que bajaron a la esquina a esperar a los CODEPADI. Primero pasó uno con un rifle. Luego pasaron dos con machetes. Luego, otro con un bate. Y finalmente, uno que no encontró más nada que una yuca grande y gorda para defenderse.
El teléfono suena otra vez. Mi mamá contesta, mientras recojo la mesa y friego. Esta es la guerra más cómoda del mundo, nunca se ha ido la luz y tenemos agua y teléfono, decimos, y mientras los rostros ríen, los corazones lloran. No nos ha tocado perder a nadie. Pero algo hemos perdido.
- ¿Si? ¿Otra vez? Pero ayer también dijeron que venían por San Francisco... ¿Y que se están metiendo en las casas? Yo no creo que eso sea verdad... ¿Una prima de la vecina? No creo, en la entrada de la barriada hay un tanque... Sí... Estamos protegidas, sí... Hablamos. Feliz Navidad a ustedes también.
Nos sentamos frente al Nacimiento mientras vuelan los helicópteros sobre nuestra casa. Prendo una velita y me imagino a San José, sin comida, en una tierra ocupada, dependiendo de la caridad de su prójimo. Pobre hombre. Por un segundo, agradezco que mi padre y mi abuelo no hayan vivido esto. Nada nos ha pasado. Estamos bien. Lo bien que se puede estar con el corazón desgarrado. Cantamos Tu Reinarás. En nuestra patria, en nuestro suelo. Cuando llegamos al coro tenemos un nudo en la garganta.