lunes, 11 de junio de 2012

Progreso con P de lo que ya tú sabes.

Cuando era chiquita, iba con mi abuelo a visitar a la familia en Los Santos.  Íbamos a Las Tablas, a Santo Domingo (La Teta, decía él), en su enorme carro azul, por largas carreteras desoladas.  Solo veíamos, de vez en cuando, un hato de ganado, un niño sacando agua de un pozo, una casita de quincha con dos taburetes en el portal. Llegábamos a un pueblo y salían las primas, los tíos, a ofrecernos un café, una chicha, un duro, un silla, una hamaca, un buen cuento, un rato de atención y genuino amor familiar.

Pequeños pueblos con río o con mar, llenos de gente con más sentido del humor que posesiones materiales, en los que se canta para hablar y se vive en paz. Una de las primas de mi abuelo cosía polleras, uno de los primos de mi abuelo tenía una fragua.  Cosas mágicas y maravillosas, alimento para una feroz imaginación. 

Treinta y tantos años después hago con mis hijos un viaje a Pedasí.   Es un pueblo hermoso, con el sabor de esos pueblos de mi recuerdo... y mil negocios nuevos de bienes y raíces, burguers and wings, spas, pizza parlors, bakery shops, fishing trips, spanish lessons here, villas for sale, sushi night, learn to roll your own sushi roll (en serio), Pedasí is not going to be a secret forever, buy now, etc. Cool.  Chévere.  Avance.  Progreso.  Dinero.  Trabajo.  



¿Y por qué no me siento bien?